La negativa de la Unión Europea a repartirse los alrededor de 22.000 inmigrantes llegados a Italia procedentes del norte de África llevó a Italia a dar un golpe en la mesa de los ministros de Interior, reunidos en Luxemburgo. Los Veintisiete rechazaron activar una directiva que daría protección temporal a los inmigrantes, entre los que hay refugiados de la guerra libia, y facilitaría su movilidad por la UE. En su lugar, España, Alemania y Francia exigen a Italia que aplique la ley en vigor y repatríe a los recién llegados.
Público
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