Una de las frases que acoge el cajón de sastre del ciudadano medio y a la que se recurre cuando no se conoce con certeza la solución de un dilema es: ¿qué fue antes el huevo o la gallina? El pescadero del mercado, el taxista-politólogo que te lleva al aeropuerto o el juez más prestigioso que se toma un café en el bar más próximo a la Audiencia Nacional recurrirán a esta frase cuando no encuentren una respuesta precisa. Pues bien, conviviendo en una sociedad que premia a la factoría Belen Esteban S.A. perdiendo el tiempo enfrente del televisor, comprobando como el discurso político se aleja de los ideales y se acerca a la demagogia más peligrosa y constatando que el periodismo se ha olvidado de los valores que se propugnan en sus facultades, solo queda plantearse: ¿qué fue antes el huevo o la gallina? Es decir, ¿cómo hemos llegado a esta situación?
La frenética a la par que rutinaria actualidad informativa nos ha ofrecido algunas pinceladas que pueden aportar luz para resolver este agotador dilema. En el intervalo de un mes hemos asistido al retrato más descriptivo de la clase política española. El mes de marzo arrancó con fuerza mostrándonos una simpática estampa: el candidato del Partido Popular a la alcaldía de Leganés glosaba su programa electoral con una “simpática” fotografía en la que aparecía portando su capuchón de “Jedi” y su espada láser. Sin duda, sus votantes le ayudarán a que la fuerza le acompañe en las próximas elecciones.
A finales de febrero, tras la llegada de la profeta Merkel que separó las aguas del Manzanares y acogió a los parados en su seno renovando el “Manolo, vente pa´ Alemania”, se hizo pública una descriptiva estadística. La cifra de parados en España rondaba los cuatro millones y medio y, de ellos, 1.000.000 de desempleados no había completado sus estudios de secundaria. Ante este halagüeño dato, sin duda, la solución adecuada es matricularse en una escuela de Deutsch.
Escrito por Diego
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